En lo que se conoce como el Urabá colombiano, una organización criminal involucrada fuertemente en el narcotráfico, conocida como Clan del Golfo o Autodefensas Gaitán de Colombia, ejerce un control prácticamente hegemónico.
En el informe publicado por Human Rights Watch esta semana, se dice que más de medio millón de personas han cruzado el Tapón del Darien. ¿Quién controla ese flujo masivo del lado colombiano?
En lo que se conoce como el Urabá colombiano, una organización criminal involucrada fuertemente en el narcotráfico, conocida como Clan del Golfo o Autodefensas Gaitán de Colombia, ejerce un control prácticamente hegemónico.
Ese grupo regula las rutas que se pueden utilizar para el movimiento de migrantes. Extorsiona a todas las personas que se benefician del flujo migratorio, tanto a los guías que ayudan a las personas a cruzar la selva como a las personas que alquilan habitaciones o venden alimentos en esa región colombiana.
El Clan del Golfo es el que impone las reglas, el que establece las normas de conducta en esta zona y se asegura de hacer cumplir esas normas a través de amenazas y hechos de violencia.
RFI. ¿Y del lado panameño?
Lo que vemos son bandas criminales que roban, matan y en muchos casos abusan sexualmente de los y las migrantes que cruzan el tapón del Darién.
RFI. ¿Cómo afrontar esta situación?
En el Tapón del Darién se registran problemas regionales que requieren una respuesta coordinada de los gobiernos de nuestra región.
No vamos a solucionar este problema solamente con la acción de uno o dos o tres gobiernos bien intencionados en América Latina y el Caribe.
Yo pienso que hay que avanzar hacia un mecanismo serio de distribución de las cargas del flujo migratorio en nuestra región. Tenemos que avanzar hacia estatutos temporales de protección para los venezolanos y para los haitianos, los cuales huyen de crisis realmente devastadoras en sus países.
Esas personas tienen tristemente todos los motivos para estar saliendo de su país para buscar asilo o para buscar una vida digna. Y tenemos que avanzar más seriamente en políticas de integración de la población migrante y de esfuerzos mucho mayores para enfrentar la xenofobia y la discriminación que lamentablemente han aumentado en Sudamérica en los últimos años.
RFI. ¿Qué ilustran según usted los problemas del Tapón del Darién?
Es un crudo reflejo de las falencias de las políticas de los gobiernos de América Latina para dar respuesta a los desafíos que vivimos como región. Hemos pasado en los últimos 15 años de tener 7 a 15 millones de migrantes y no hemos sabido dar respuesta a esta problemática de forma adecuada.
El Tapón del Darién se explica primero por las crisis de derechos humanos que tenemos en nuestra región. En países como Venezuela, Haití y también el incremento horroroso de la inseguridad en Ecuador.
En segundo lugar, es el resultado de las limitaciones en las políticas migratorias de nuestro continente, de la falta de oportunidades reales para que las personas puedan regularizar su estatus migratorio, que puedan buscar asilo y puedan, sobre todo, integrarse social y económicamente en los países a los que emigran.
En tercer lugar, el tapón del Darién es el reflejo de políticas migratorias restrictivas promovidas por los Estados Unidos que intentan hacer más difícil la llegada a ese país.
Pero en lugar de reducir el flujo migratorio, lo que hacen es forzar a las personas o empujar a las personas a utilizar cruces migratorios peligrosos, peligrosísimos, como el Tapón del Darién.
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